La visión de un experto de la industria porcina desde el Reino Unido hasta Australia

Tras casi 20 años como director general de Minitube Australia, Alan Smith cedió recientemente el testigo a su sucesor, Dan Hollingworth.  En Inglaterra, donde sus padres tenían una explotación porcina de 200 cerdas, la relación de Dan con el ganado porcino comenzó a una edad temprana. En 2010 se encontró de camino a Australia, ocupando un puesto de dirección en una explotación de 3.000 madres, primero, y después dirigiendo una explotación porcina de cría al aire libre, que llegó a tener 5.000 cerdas en diferentes localizaciones. 

"Después de 10 años en la empresa, tuve la suerte de que me ofrecieran la oportunidad de unirme al equipo de Minitube", declaró Dan. El mercado de las proteínas en Australia y Nueva Zelanda sigue disfrutando de máximos históricos, reforzado por la confianza de los consumidores a medida que la normalidad vuelve a todas nuestras vidas tras los duros dos años de restricciones del COVID.

Gracias a su experiencia, Dan está preparado para tratar algunas de las principales diferencias entre la cría de cerdos en el Reino Unido y en Australia. Aparte de las evidentes diferencias climáticas, hay otras menos conocidas que destacan cuando se analiza la producción de ambos países.

Australia tiene una política de puertas cerradas a las importaciones tanto genéticas como de animales vivos, lo cual es comprensible dado el estado sanitario de su cabaña porcina (sin fiebre aftosa, sin PRRS, sin PED, sin PPA y sin PMWS), los productores y el gobierno quieren mantenerlo así, sin embargo, esa política de puertas cerradas ha dejado a Australia muy por detrás de otros países en cuanto a producción porcina se refiere. En 2019, dos hombres fueron encarcelados tras ser declarados culpables de introducir ilegalmente semen porcino de Dinamarca en sus granjas situadas en Australia Occidental. La empresa fue multada con medio millón de dólares y finalmente clausurada, lo que sirvió para recordar que el gobierno australiano se toma en serio esta política.  Más tarde, se confirmó que ya había genética danesa en las explotaciones y se rastrearon las importaciones ilegales hasta 2009. Afortunadamente, esto no expuso a Australia al PRRS (que era la principal preocupación en ese momento).

Otra diferencia entre los dos países, y que de nuevo sitúa a Australia por detrás de las demás, es el peso de las canales; aunque el peso medio en Australia está aumentando lentamente, seguimos estando muy por detrás del Reino Unido y de otros países del mundo.

En el Reino Unido, el peso medio de la canal es de 88,6 kg, mientras que en Australia es 13,6 kg más bajo, con 75 kg. El peso de la canal tiene menos que ver con la genética y más con la demanda del consumidor, el mercado australiano exige un cerdo más pequeño y magro. Si esta tendencia cambiara y se aceptara una canal más grande en el mercado, los productores porcinos australianos verían un aumento de los ingresos con muy poco gasto. 

Pero lo que muchos porcicultores australianos persiguen no es el peso de la canal del Reino Unido, sino un mundo en el que se acepten los pesos de la canal que se ven en EE.UU. Una canal de 92 kg generaría grandes ingresos, puesto que la última fase de engorde del cerdo es la más rentable, siendo el pienso de finalización el más barato del proceso de producción, lo que significa que esos últimos kilos valen su peso en oro.

Desde el punto de vista de la tecnología y la técnica, los dos países son muy similares, Dan tuvo la suerte de trabajar con algunas empresas del Reino Unido en la importación de comederos automáticos y equipos agrícolas en general a Australia, formó parte de una empresa con visión de futuro que se enorgullecía de la mejora continua y de no quedarse nunca atrás, al igual que Minitube.
La visión de un experto de la industria porcina desde el Reino Unido hasta Australia